Collette Spinetti es una figura clave en la defensa de los derechos humanos y la visibilidad de las personas trans en América Latina. Con una extensa trayectoria en el ámbito académico, político y social, hoy se desempeña como Secretaria de Derechos Humanos de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay, además de ocupar otros cargos de relevancia regional e internacional.
Conversamos con ella un día antes del fallecimiento de José “Pepe” Mujica, noticia que la llenó de dolor al momento de enterarse. “Lamento la partida de nuestro líder y líder mundial. Hasta siempre querido compañero, Pepe Mujica. Este pueblo, al que dedicaste tu vida, nunca te olvidará”, escribió en su red social.
Collette Spinetti, es la primera persona trans en asumir un cargo público en su país y nada menos que el más alto en materia de derechos humanos. Invitada a Chile como sede del 27 Seminario de la Red Iberoamericana de organizaciones que trabajan en drogodependencias, de la cual Hogar de Cristo es parte, conversamos con ella para saber más de su historia.
–Profesora de Literatura y Danzas, activista, política, fundadora de organizaciones… ¿cómo define su recorrido?
-He dedicado mi vida a enseñar, a bailar y a luchar. Egresé como profesora de Literatura en 1989 y como profesora de Danzas en 1986. Siempre he combinado lo académico con el activismo social. Fui coordinadora en la Escuela Nacional de Danza y trabajé más de una década en el sistema educativo. Paralelamente, fundé organizaciones como el Colectivo Trans del Uruguay, la Unión Trans del Uruguay, y la Red Corpora en Libertad, que trabaja con personas LGBTI+ privadas de libertad. Hoy, desde la Secretaría de Derechos Humanos, busco llevar esa experiencia a las políticas públicas.
-¿Cómo evalúa el contexto actual en materia de derechos humanos?
-Estamos en un momento muy complejo. A nivel mundial, hay un avance de discursos antiderechos impulsados por sectores religiosos fundamentalistas y de ultraderecha. Se cuestiona el derecho al aborto, a la identidad de género, se estigmatiza la pobreza y se criminaliza la migración. Es una ola reaccionaria que busca deslegitimar conquistas históricas. Lo vemos en Rusia, en países africanos, en Estados Unidos, y también en América Latina. Y es muy preocupante.
-¿Qué ejes propone desde su gestión como Secretaria de Derechos Humanos?
-Uno de los lineamientos fundamentales es el fortalecimiento de la ciudadanía. Que las personas comprendan que todos tenemos derechos y debemos hacerlos valer. Que si alguien es discriminado por su color de piel, su orientación sexual o identidad de género, entienda que eso es una violación de derechos, es racismo, es violencia. Y que sepa qué hacer, qué recursos tiene a disposición. Solo así podremos enfrentar los discursos de odio. Mi esperanza es que, frente a propuestas políticas que buscan excluir, la sociedad esté preparada para no aceptarlas.
Collette narra experiencias que todavía ocurren en el Uruguay profundo, por ejemplo, cuando se encuentra personas que le dicen “a este café no entremos porque no aceptan personas afro como yo”.
Collette Spinetii, Secretaria de Derechos Humanos de Uruguay, es la primera persona trans en asumir un cargo público en Uruguay. AGENCIA BLACKOUT
“Yo le insisto a esa persona que no puede normalizar ese tipo de discriminación y ella me dice que no quiere hacer lío. Ahí es donde me parece relevante la toma de conciencia de los derechos que tienes como persona”, agrega.
-¿Cómo ve a Uruguay en comparación con otros países de la región?
-Uruguay es un país con una tradición igualitaria. No hay ostentación, incluso las diferencias económicas son menos visibles que en otros países. Pero eso no quiere decir que no existan desigualdades estructurales. Por eso creo que debemos profundizar nuestras fortalezas: garantizar el derecho a la salud, la educación y la vivienda. Hacer conciencia de que esos derechos nos corresponden a todos. Esa es mi utopía.
Para la Secretaria de Derechos Humanos de Uruguay, el problema más grave que enfrenta toda América Latina es el narcotráfico.
“El narcotráfico es un problema regional que debemos enfrentar en bloque. Pero no basta con la represión: hay que entender a quiénes capta. Las estadísticas muestran que el narco recluta a mujeres jefas de hogar, precarizadas, racializadas. Estas mujeres terminan en la cárcel por vender unos gramos de droga para alimentar a sus hijos, mientras que los grandes narcotraficantes cumplen arresto domiciliario en sus estancias. La justicia descarga todo su peso sobre los más vulnerables: mujeres pobres, personas afrodescendientes, personas trans. Eso es una violencia institucional tremenda”.
-¿Qué rol juega el Estado ante esta situación?
-Para mí, la pobreza es una forma de violencia ejercida por el Estado. Si una mujer precarizada, madre sola, no tiene apoyo, es empujada al microtráfico o a situaciones de vulnerabilidad extrema. Necesitamos pensar en dispositivos reales de apoyo, de contención. El discurso libertario que culpa al más pobre, al migrante o al diferente, solo agrava la exclusión. Tenemos que revertir esa narrativa, y para eso el Estado debe estar presente.
Collette Spinetti lleva su compromiso a cada espacio que ocupa. Desde la academia, la cultura, la política y los movimientos sociales, su trabajo es una apuesta clara por una sociedad más justa, más consciente y profundamente igualitaria.